Millones de turistas viajarán a Brasil en unos días con motivo del
Mundial y las trabajadoras sexuales de los prostíbulos de una de las
mayores ciudades del país se preparan para recibir a miles de
potenciales clientes.
Belo Horizonte es una de las 12 ciudades brasileñas designadas como
sede de la Copa Mundial de Fútbol de 2014. En el estadio Mineirão, con
un aforo para 64.500 personas, se jugarán seis partidos y las
trabajadoras sexuales de la ciudad esperan beneficiarse de la llegada de
miles de turistas.
Unas 2.000 prostitutas trabajan en Belo Horizonte y muchas de ellas
se han matriculado en cursos gratuitos de inglés para ser más
competitivas. Además, algunas de ellas podrán cobrar sus servicios con
tarjetas de crédito.
“Sin duda alguna [las prostitutas] ganarán más dinero durante la Copa
del Mundo”, explicó una mujer que trabaja como secretaria en la
Asociación de Prostitutas del estado de Minas Gerais (Aprosmig) al
periodista del diario ’The Independent’ Ewan MacKenna, que ha elaborado
un amplio reportaje sobre la veintena de burdeles, también llamados
‘zonas’, que hay en la ciudad.
“Es normal que los chicos extranjeros las busquen, siempre lo hacen”, agregó.
Dos hermanas que trabajan en la ciudad como prostitutas y pertenecen a
la organización Aprosmig, contaron a MacKenna que nadie las forzó a
trabajar en la industria del sexo.
“Desde que empezamos podemos comer lo que queremos, comprar la ropa
que queremos. Es por eso que lo hacemos”, señaló una de ellas. “No
estamos aquí porque nos guste, pero es una profesión y no vamos a estar
todo el rato de mal humor y tratando mal a la gente. Si estamos allí
trabajando, sonreímos. En cualquier profesión tiene que ser así”,
continuó.
La chica explicó que uno de los aspectos de la profesión que menos le
gusta es que los dueños de los burdeles sean quienes más se beneficien
del negocio, ya que cada mujer debe pagar 130 reales (unos 57 dólares)
diarios por una habitación en este tipo de establecimientos. Otras
reconocen que en este mundo hay también asesinatos y violaciones.
La prostitución fue legalizada en Brasil en 2000 y es una profesión
extendida en el país, indica el rotativo británico, pero todavía hay
ciudadanos que se oponen rotundamente a esta forma de ganarse la vida.
“Lo que necesitamos hacer es luchar por una política que saque a las
mujeres de esta condición”, afirmó la sindicalista Rosane Silva, de la
Central Única de Trabajadores.
“Estoy en contra de que estas mujeres estén siendo explotadas por
quienes dirigen las ‘zonas’”, dijo en un reciente debate Cleone, una
exprostituta.
Por su parte, la presidenta de Aprosmig, Cida Vieira, aseguró que las
empleadas sexuales “merecen ser tratadas como cualquier otro
trabajador”. “Me encanta lo que hago […]. A muchas chicas les encanta lo
que hacen, simplemente no lo dicen por los prejuicios. Pero no estoy
avergonzada. Toda mi familia lo sabe, hablamos de ello abiertamente”,
afirma orgullosa Vieira.
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