Madrid, 14 abr (EFE).- Cuando Juan Luis
Guerra visite España el próximo mes de julio para presentar en vivo su
último disco, “Todo tiene su hora”, habrá transcurrido más de un cuarto
de siglo de su primera visita a este país, al que ayudó a ‘poner en
movimiento’.
“Cuando yo llegué aquí en 1989, los españoles no sabían bailar
merengue. Recuerdo que incluso me pedían en televisión que yo les
enseñara. Ahora hay profesores que podrían darnos clases a nosotros, los
dominicanos”, señaló l compositor, músico y cantante en una rueda de
prensa celebrada hoy en Madrid.
Guerra, recién llegado de Rotterdam (Holanda), uno de los muchos
puntos donde su música se ha abierto hueco, como en Japón, anunció que
ofrecerá dos conciertos este verano en España: en Madrid y en Barcelona,
a los que se podrían sumar otras citas.
“Feliz por llevar la bandera dominicana
en el pecho”, el autor de “La bilirrubina” promete “shows” llenos de
grandes éxitos, como el tema citado o la también emblemática “Ojalá que
llueva café”, canción que ha brindado a la memoria del escritor uruguayo
Eduardo Galeano, fallecido ayer.
Seguidor de Pat Metheney y de la música jazz, este estudiante
frustrado de Contabilidad (“solo duré dos días”, confesó), pero músico
convencido, Guerra se formó en el prestigioso Berklee Collegue of Music
de Boston y, a su vuelta a República Dominicana, decidió variar sus planteamientos estilísticos iniciales acercándose a las raíces de su tierra.
Bachata, merengue y bolero se combinan con rock and roll en su
repertorio, en el que destacan unas cuidadas letras, fruto de sus
estudios universitarios en Filosofía, y unas metáforas inspiradas
directamente por la obra de Pablo Neruda o Federico García Lorca.
“Todo lo que me rodea me inspira, porque ser compositor es una
necesidad que te lleva a crear a todas horas”, asegura este ferviente
seguidor de la fe católica, que igual se empapa con noticias
internacionales en el periódico, que echa mano del “Libro del
Eclesiastés”, del Antiguo Testamento.
En su último disco, “Todo tiene su hora”, una frase hecha que ha
utilizado también para explicar por qué ha tardado tanto en anunciar una
nueva gira española, Guerra añade a sus planteamientos musicales
tradicionales una orquestación diferente, más ambiciosa, tomada de la
música clásica de, por ejemplo, Gustav Mahler.
Se trata del duodécimo disco de estudio de su carrera, desde que en
1984 publicara “Soplando”, con hitos como los álbumes “Ojalá que llueva
café” (1989) y “Bachata rosa” (1990), de los que brotaron más canciones
que son ya clásicos: “Visa para un sueño”, “Woman del Callao”, “Burbujas
de amor”…
Por todo ello, el presidente de Universal Music para España y
Portugal, Narcís Rebollo, junto al presidente de Promusicae, Antonio
Guisasola, quisieron entregarle una distinción especial por su
trayectoria en este país, con unas ventas estimadas en más de dos
millones de copias, que se sumará a los 18 premios Grammy Latinos que ya
decoran las vitrinas de su hogar.
EFE