(CNN) – "Hoylake, donde soplan fuertes vientos y nacen
poderosos campeones". Bernard Darwin (1876-1961 – escritor sobre golf y
nieto del naturalista británico Charles Darwin).
En 1930, en un pequeño rincón de la tierra verde y frondosa de
Inglaterra, nació la idea de uno de los accesorios más deseables del
golf.
El golfista campeón de esa ápoca -el
estadounidense Bobby Jones- ganó el Abierto Británico ese año en
Hoylake, cerca de la ciudad de Liverpool, en lo que fue la segunda etapa
de un grand slam de campeonatos sin precedentes.
Pero antes de dominar los vientos de la península de Wirral, y lograr
ganar los cuatro principales títulos en una sola temporada, a Jones lo
invitaron a una recepción de jugadores en el club.
Y fue esta velada la que sembraría la idea de la legendaria chaqueta verde de Augusta, otorgada al ganador del Masters.
"Cuenta la historia que Jones se sentó al lado de un tipo llamado
Kenneth Stoker, quien había sido capitán del club el año anterior", dijo
a CNN el historiador del club en Hoylake, Joe Pinnington.
"Todos los capitanes llevaban puesta su ropa formal... las chaquetas rojas que tenemos".
"Jones preguntó por eso; se sintió fascinado al respecto y
finalmente, Stoker le dijo: 'A ver señor Jones, si gana el torneo esta
semana, le daré mi chaqueta'".
"Por supuesto, Jones ganó y obtuvo la chaqueta".
A Jones, nacido en Atlanta, le ofrecieron un desfile triunfal en
Nueva York, cuando regresó a principios de julio con los títulos del
Abierto Británico y el Amateur Británico en su haber, junto a la
chaqueta roja de Hoylake.
Fue el campeón de una nación en una época en la que el deporte
ayudaba al público estadounidense a escapar del hedor de la pobreza y la
desesperación a raíz de la Gran Depresión.
Pero aún no había completado su misión.
Posteriormente, triunfaría en el Abierto de Estados Unidos y en el
Amateur de Estados Unidos, lo que dio lugar a que el New York Times
etiquetara al logro de Jones como "el viaje más exitoso que cualquier
otro hombre haya hecho en el deporte".
Al haber completado lo que se conocía como "el cuadrilátero
impenetrable" a la tierna edad de 28 años, se retiró rápidamente,
agotado por sus hazañas, sumergiendo a una nación y a un deporte en el
lamento.
Su siguiente proyecto fue Augusta National, un lugar donde podía
jugar con sus amigos sin ser el centro de atención, un campo de golf
donde se llevaría a cabo la primera encarnación del Masters en 1934.
Tres años después, los miembros de Augusta comenzaron a usar
chaquetas verdes para ser identificados por los patrocinadores, y en
1949, se decidió que al vencedor de ese año, y a todos los campeones
anteriores, también se les daría su propia versión.
"Es un vínculo maravilloso para nuestro club de golf, y el Masters es uno de los grandes eventos del golf", dice Pinnington.
"Esa chaqueta roja ahora está en el campo natal de Jones -el Atlanta
Athletic Club- en una parte del museo llamada el Salón Hoylake.
"Tenemos una maravillosa reciprocidad con su club; muchos de sus
miembros son miembros en Hoylake y tenemos cuatro o cinco que son
miembros ahí".
Jones se dirigió a Hoylake tras haber conseguido la primera etapa de
su cuádruple histórico en el hogar del golf -St. Andrew's en Escocia- la
semana anterior.
Eso lo convirtió en un campeón de los torneos más importantes en
nueve ocasiones, y en uno de los deportistas de los que más se hablaba
en aquella época.
Como era de esperar, su llegada al club de golf Royal Liverpool fue noticia importante.
"Jones estaba en la cumbre de su fama cuando llegó a Hoylake",
explica Pinnington, un antiguo capitán del club. "Opacó a Walter Hagen y
fue un hombre fenomenal que ganó 11 majors en total".
"Al golf para amateurs le prestaban mucha atención en aquella época
porque los profesionales en realidad no eran socialmente aceptables. En
1930, no se les permitía pasar por las puertas principales de las casas
club".
"Jones llegó en una época en la que revistas como Vanity Fair y
Country Life, así como los periódicos The Times y The Telegraph, cubrían
el golf".
"Por primera vez, el deporte ocupaba las primeras planas, y Jones era el héroe de todos".
"Era como un tipo magnético. Era un hombre apuesto con un hermoso
swing en el golf y un temperamento maravilloso, muy diferente al hombre
de mal carácter que llegó en 1921".
Jones había resuelto su constitución irascible; durante el episodio
más famoso, recogió su pelota y se retiró del Abierto Británico de 1921
en St. Andrew's luego de un desastroso comienzo.
Pero aunque aparentaba sentirse confiado durante sus cuatro rondas en
dos días en Hoylake, luchaba desesperadamente por combatir el estrés
que se apoderaba de él en su interior.
"Se vino abajo durante estos campeonatos porque los nervios eran abrumantes", dice Pinnington.
"Apenas comía; probaba un poco de pan tostado y quizá un whisky y agua al final del día. Estaba hecho pedazos".
"Aunque lucía totalmente supremo por fuera, era un completo desastre
por dentro. Había otros contendientes británicos, pero Jones resolvió la
última ronda y ganó por dos frente a otro estadounidense, Leo Diegel, y
Macdonald Smith, de Escocia".
"Fue una parte fundamental de su grand slam y fuimos increíblemente
afortunados por tener a alguien como él en nuestra historia en Hoylake".
Los vínculos entre Hoylake y uno de sus campeones más ilustres no acaban ahí.
Debido a su mala salud, Jones tuvo que rechazar una oferta para
regresar a las celebraciones del centenario del club en 1969, pero
contenido en su correspondencia había otro galardón.
Señaló que su primera ronda competitiva en Gran Bretaña se dio en
Hoylake, durante el encuentro internacional inaugural entre el Reino
Unido y Estados Unidos en 1921, así como el que sería su último... el
Abierto de 1930.
A Jones lo hicieron un miembro honorario tras su último triunfo; su
tercero, ya que también ganó el Abierto en Royal Lytham y el St. Anne's
en 1926 en St. Andrew's al año siguiente.
Esto le dio a Hoylake un triplete único: los únicos otros golfistas
amateur que ganaron un prestigioso torneo (John Ball en 1890 y Harold
Hilton en 1892 y 1897) también eran miembros del Royal Liverpool.
Jones murió en 1971, a la edad de 69 años, pero un rincón de la casa
club de Hoylake está dedicado a su hazaña y asegura que su legado
continúe.

