En su larga carrera Woody Allen ha
explorado su fascinación por la magia de distintas maneras:
interpretando a un mago en “Scoop”, enviando a Owen Wilson a un viaje en
el tiempo en “Midnight in Paris”, o sacando a Jeff Daniels de la
pantalla en “La rosa púrpura del Cairo”
Y aunque podría pensarse que con el horrendo año que ha tenido por
sus escándalos personales preferiría esfumarse como por arte de magia,
el cineasta está haciendo precisamente lo contrario.
No sólo continúa haciendo películas al ambicioso ritmo de una por año
que ha mantenido por más de medio siglo; también está promoviendo
activamente la más reciente, la alegre comedia de época “Magic in the
Moonlight”, a pesar de estar bastante ocupado filmando la próxima en
Providence, Rhode Island.
Pero quien haya espedo que Allen iba a hablar más los asuntos
personales que hicieron noticia el año pasado — nuevas acusaciones de
que abusó de su hija adoptiva Dylan Farrow cuando ésta tenía 7 años —
estará decepcionado.
El director de 78 años ha mantenido la palabra de que no diría más,
tras haber publicado en febrero una carta en el New York Times en la que
negó rotundamente las acusaciones.
.
La pregunta ahora es si los asuntos personales de Allen afectarán la
recepción pública de su nuevo filme, en el que Colin Firth interpreta a
un cínico mago y Emma Stone a una joven espiritista con poderes mágicos
que busca desacreditar Firth.
EFE

