Expuso que el abuso puede ser físico; emocional o psicológico, mediante insultos o crítica; negligencia o descuido, es decir, omisión de cuidados; explotación comercial o sexual, así como el abuso sexual.
Respecto a este último, expresó que el 10 por ciento de los abusadores son extraños y hasta el 90 por ciento corresponde a un familiar o una persona cercana.
Añadió que es difícil de identificar porque quien abusa generalmente no utiliza violencia, y lo logra mediante manipulación o chantaje.
Sin embargo, detalló que hay indicadores que pudieran ser una muestra de posible abuso sexual.
Los indicadores físicos son marcas en el área genital, como moretones, enrojecimientos, rozaduras, e incluso desechos o sangrado, así como quejas de dolor o comezón.
Asimismo, existen indicadores conductuales, como el temor para ir a un lugar o con una persona, cambios de comportamiento (el niño se muestra retraído o agresivo), así como un comportamiento sexualizado, manifestado en juegos, dibujos, actos y lenguaje.
Comentó que es importante e incluso obligatorio capacitar a los maestros en la prevención, y en especial a los niños, educándolos acerca de los "buenos y malos contactos" y sus derechos sobre sus partes del cuerpo. Lamentó la falta de apertura de muchos padres de familia para tratar estos temas y que no se apliquen las leyes, dejando impunes a muchos abusadores sexuales.
