Escribe la Dra. Nancy Álvarez
El hombre vive obsesionado con el deseo sexual; cómo retenerlo, avivarlo y escapar de la rutina. Es un tema tan viejo como la humanidad. Los comerciantes nos venden técnicas, cremas o pastillas que, por lo general, prometen lo que no cumplen. En el caso de la mujer es peor, ya que tiene muchas más exigencias para desear y mantener el deseo.
En lo bioquímico, hoy sabemos que las hormonas juegan un papel preponderante, sobre todo la testosterona, tanto en el hombre como en la mujer, pero que no es lo único pese a ser muy importante.
Lo he repetido hasta la saciedad: los hombres llegan al afecto a través del sexo, la mujer llega al sexo a través del afecto. La mujer —adicta al romance— tiene más exigencias y complicaciones.
Los problemas de deseo son el dolor de cabeza de los sexólogos y se considera el mayor problema no solo en las mujeres, sino también en los hombres. Por esta razón, muchas farmacéuticas investigan y hasta ofrecen pastillas que resuelvan esa dificultad. Las relaciones íntimas y afectivas de la pareja nada tienen que ver con pastillitas.
Los padres de la sexología, William Master y Virginia Johnson, ignoraron el deseo en el ciclo de la respuesta sexual humana que estudiaron. A su parecer, comenzaba con la excitación en ambos sexos. Posteriormente, Helen Kaplan señaló que empieza con el deseo y después viene la excitación. Más adelante, Rosemary Basson plantea un nuevo ciclo de respuesta sexual femenina que comienza por la intimidad, estimulación sexual, excitación, evaluación adecuada de la excitación, deseo, experiencia sexual satisfactoria y termina con la intimidad. Intimidad implica compartir emociones, ser capaz de comprometerse y tener una relación en verdad significativa con nuestra pareja.
CLAVES:
• El matrimonio no es la tumba del amor, son los desencuentros y problemas de la relación los que acaban con el deseo.
• Por lo general, los factores orgánicos no son la causa de la pérdida de deseo.
• La dinámica de pareja y la interrelación de sus necesidades emocionales y sexuales ayudan a entender y, posteriormente, superar el trastorno del deseo.
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